Fluturi

“Fluturi”, la instalación de Betty Cárdenas, es una obra que trasciende el arte visual para convertirse en un poderoso discurso poético sobre la renovación, la transformación y el renacimiento. A través de miles de mariposas de papel suspendidas en el espacio público, se teje una metáfora viva que conecta el mundo terrenal con el espiritual, evocando un diálogo profundo sobre la fragilidad y la resiliencia de la existencia humana, especialmente en el contexto de las mujeres.

La obra, nacida en 2012, se inscribe en un momento clave de transformación en las artes públicas, donde el espacio urbano se convierte en un lienzo para la reflexión colectiva. Las mariposas, agitadas por el viento, cambian de color y forma con el paso del tiempo y las inclemencias del clima, simbolizando no solo la efímera belleza de la vida, sino también su capacidad de mutación frente a la adversidad. En las imágenes compartidas, se observa cómo las mariposas se integran orgánicamente a los árboles, sus tonalidades otoñales resonando con el entorno natural, como si el paisaje mismo participara en este acto de metamorfosis.

Bajo el título “Fluturi, migración mundial de mariposas por la vida de las mujeres”, la instalación adquiere una dimensión política y social al replicarse cada 25 de noviembre en diversas ciudades del mundo. Este gesto, adoptado por artistas y activistas, visibiliza la violencia contra las mujeres como un problema global, no aislado, y transforma la obra en un manifiesto colectivo. Las mariposas, símbolos de libertad y transformación, se convierten en un recordatorio de las vidas que han sido silenciadas y, al mismo tiempo, en un canto a la resistencia y la esperanza.

Un aspecto notable de “Fluturi” es su carácter participativo. Cárdenas no solo invita a los transeúntes a contemplar la instalación, sino a involucrarse activamente en su creación e instalación. Este enfoque democratiza el arte y lo convierte en un acto comunitario, donde cada participante se cuestiona su propia postura frente a las problemáticas que la obra aborda. En este sentido, “Fluturi” no es solo una instalación, sino una experiencia transformadora que interpela y une a quienes la encuentran.

Coherente con el pensamiento y las vivencias de Betty Cárdenas, “Fluturi” es un reflejo de su compromiso con el arte como herramienta de cambio social. La instalación, con su delicada belleza y su mensaje contundente, logra tender un puente entre lo material y lo etéreo, entre el dolor y la sanación, dejando una huella imborrable en quienes tienen la fortuna de presenciarla o participar en ella.